Creación Literaria D'Halmar

Blancanieves era una chica de la realeza, para ser exactos, la princesa. Su padre hace unos cuantos meses había empezado un romance secreto con una mujer. Su madre aún no lo sabia y Blancanieves no sabía como decírselo, tal vez sería mejor no entrometerse. Aún así le partía el corazón ver como su madre seguía confiando en su padre. Un día la amante, enfurecida por no tener todo el amor de su padre y en un acto de locura, entró al palacio y con una daga apuñaló a la reina por la espalda. La reina en sus últimos alientos pidió compasión pero esta mujer lo que menos tenía era piedad. Blancanieves desde un rincón lo vio todo pero solo se quedó paralizada mientras sus ojos se iban humedeciendo poco a poco. Así fue como Blancanieves desarrollo el profundo odio a esta mujer. Después de la lamentable muerte de la reina, el rey no espero más de dos semanas para casarse. La vil mujer ahora era su madrastra.  Blancanieves llena de odio, furia y rencor escapo al bosque para pensar. Creía ...

Ella es una señora, parece normal, pero ella tiene una gata. Todos creen que la gata es feliz; o eso muestra la señora. La gata vive en un infierno, la señora la maltrata, pero ella no puede escapar, ella jamás podrá. La gata ruega todas las noches porque alguien escuche sus llantos, sus sollozos, pero nadie puede oírla, todos están cegados con la señora, todos creen que la gata es el problema aquí. Todos creen que la gata es la mala, que es una mala mascota, que no sirve de nada y es una inútil, todos le creen a la señora, es decir ¿Quién le creería a la pobre gata? Pasando el tiempo la gata empieza a creer todo lo que dicen, finalmente piensa que no merece a nada ni a nadie. Ha fallado a sus humanas, a su especie, le ha fallado a todo el mundo, pero quiere aparentar que todo esta bien, la gata siempre estará bien. Ella se esfuerza, sonríe de una manera rota, llora en secreto, todo se esta derrumbando, pero no importa, ella no tiene que importarle a nadie, nunca. La gata tiene amigos ...

…el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida. FIN